El comportamiento que no debe tener un técnico

Durante estas fechas resulta prácticamente imposible no recordar momentos del pasado. Hace un rato he revivido mi último año de júnior y después de haber realizado el curso de técnico he llegado a la conclusión (permitidme que crea que totalmente objetiva) de que mis técnicos de entonces no fueron ni justos conmigo ni se comportaron de la forma correcta ni tuvieron la actitud que se le supone a un técnico. Debo decir en este punto que no guardo rencor a nadie, pese a que aquello me supuso no continuar en el campo Élite/Sub23 y, por lo tanto, no poder luchar por conseguir un sueño de infancia.

Aquel año fue muy duro. Éramos 16 corredores en el equipo y sólo podían ir 15 a las carreras. Según el reglamento interno que se instauró aquel año, sólo competirían los que demostrasen seriedad en el trabajo, dedicación y respeto por el resto de corredores y técnicos. Pese a entrenar todo lo que me permitía el instituto (por suerte o por desgracia, estudiaba mañana y tarde) y ser siempre correcto con todas las personas del equipo, yo era continuamente el descartado, incluso estando en mejores condiciones que muchos otros. Es más, era el único del equipo que no tenía equipación, pues me la negaron. Cada semana esperaba con ilusión (y miedo) el fin de semana, para saber si finalmente iba a poder correr. Pero siempre obtenía la misma respuesta: "Tú no vas".

Para más INRI, veía que algunos componentes del equipo que sí que iba a correr, dejaron de asistir a los entrenamientos y de competir, rompiendo algunos de los puntos del reglamento interno que yo escrupulosamente cumplía. Y en cambio, yo seguía allí, esperando una oportunidad que seguían sin concederme, sin más respuesta que el "Tú no vas".

Una situación de este estilo no es nada buena para el deportista, pues supone un contínuo machaque a su equilibrio psicológico. Pero quizás lo peor de todo es no ofrecer ninguna respuesta ni ninguna solución a la situación. Un simple "Tú no vas" no permite al deportista ver en qué puede estarse equivocando, cómo puede trabajar para cambiar la situación, etc. Decirle "Tú no vas" de forma reiterada sólo lleva a un camino: Mandarlo a tomar todo por culo.

Aunque mi padre quiso que cambiara de equipo, porque evidentemente no me veía feliz, yo decidí seguir allí, porque no me gusta dar mi brazo a torcer. Al final de temporada, con apenas 4 carreras por disputar, decidieron darme la ropa y la licencia para ir a correr. La mala suerte (porque sólo se puede hablar de mala suerte) hizo que de las 4 carreras abandonase en 3, pero después de dar la cara, de atacar, de responder a ataques, consiguiendo puntos en los esprints bonificados, no siendo un mero espectador de la carrera. Sin pararse a analizar aquello, al acabar la temporada, volvieron a tener una actitud que un técnico no puede tener con sus deportistas: "¿Ves por qué no ibas? ¡Porque eres malo!". Por lo visto, el ser malo era por no acabar la carrera, aunque hubiese ataques de asma de por medio.

Ese comportamiento no entra dentro de mi forma de ser, pero aún así tengo muy claro con qué actitudes no voy a comportarme delante de los chavales del equipo.

Comentarios

Victor Iglesias ha dicho que…
Talvez una lección positiva que se puede sacar de ahí es aprender a recibir los golpes de la vida, es una lección que el deporte enseñó a muchos jóvenes. Puedes esforzarte mucho, más que nadie con datos objetivos, pero porque otro está más dotado genéticamente, o por suerte, o porque supo caer en gracia él recibe premio y tú no. Es algo que, cuanto antes lo aprendas en la vida, mejor.